Allí fue, allí estaba. Ahora es el fragmento de una historia que se ha desvanecido, la huella de lo que fue, sólo queda una herida abierta sobre la pared. La nada misma.
El espacio se ocupa y la herida queda oculta. La huella se transforma y vuelve a ser algo, que pronto será nuevamente huella. El espacio es el ayer pero es el mañana
Una parte de lo que fue, está en un contenedor. Ese pedazo de historia desgarrada espera su funeral. El contenedor como un observador del pasado que se desmorona a sí mismo, apenas logra abrazarla entre sus propias marcas de miles de luchas. Ahora espera que inexorablemente las cadenas vuelvan a arrastrarlo para depositar los restos en la inmensidad del olvido.